Ajijic, el rincón mexicano donde los estadounidenses "viven como reyes"

En febrero, el Lago Chapala (el embalse natural más grande de México) se convierte en un espejo inmóvil que refleja aves, lanchas y los domos volcánicos que lo rodean. En su ribera norte, una decena de pequeños pueblos conforman un corredor de calma y brisa fresca, muy lejos de los titulares violentos que a menudo protagonizan otras regiones de Jalisco. Allí, la violencia parece haberse detenido.
Uno de estos pueblos es Ajijic, cuyo nombre en náhuatl significa “lugar donde brota el agua”. A 50 kilómetros de Guadalajara, este rincón ha mutado en un refugio para más de 10.000 estadounidenses (la mayoría jubilados) que encontraron aquí una nueva forma de vivir. “Vivo como un rey”, confiesa Keith Starling, residente desde hace cuatro años, mientras luce una guayabera blanca frente al malecón.
🗺️La localidad de Ajijic, Jalisco, se ha convertido en hogar de más de 10 mil estadounidenses, quienes le consideran como “el pueblo más gringo de México”.
— Animal Político (@Pajaropolitico) April 8, 2025
La mayoría son jubilados quienes sacan provecho de sus pensiones al gastar en pesos.
Vía @bbcmundohttps://t.co/GidFAKIHjl
Ajijic, llamado por muchos “el pueblo más gringo de México”, vibra con noches de trivia, clases de cerámica y retiros artísticos. Pero en los últimos años, los recién llegados ya no son solo jubilados: también han arribado nómadas digitales y jóvenes profesionales que buscan escapar del estrés urbano y los altos costos de vida en EE.UU. “Me preguntan si es seguro vivir aquí”, cuenta James Burns, historiador. “Y siempre respondo lo mismo: me siento más seguro aquí que allá”.
Este fenómeno es parte de lo que algunos llaman "migración a la inversa": mientras millones de mexicanos buscan oportunidades en el norte, miles de estadounidenses (unos seis millones viven fuera del país, y el 20% lo hace en México) han optado por asentarse en el sur.
Ajijic, San Miguel de Allende, Tulum o Baja California: las localidades mexicanas que solían ser exóticas postales vacacionales, ahora son también hogares para quienes cruzaron la frontera en busca de paz, sol y un nuevo comienzo.