Sheinbaum declaró en su conferencia matutina que espera cerrar un pacto con Washington esta misma semana para evitar la aplicación de los aranceles, asegurando que si es necesario buscaría una nueva comunicación directa con Donald Trump.

Sin embargo, la realidad es que sus esfuerzos han sido insuficientes: el republicano sigue manteniendo una postura intransigente y despectiva hacia México, sin importar los intentos de la mandataria por complacerlo.

A principios de febrero, Sheinbaum cedió a una de las principales exigencias de Trump al ordenar el despliegue de 10.000 efectivos de la Guardia Nacional en la frontera norte para frenar el tráfico de drogas hacia Estados Unidos.

Pese a esta concesión, la respuesta de Trump fue seguir atacando a México y reforzar su discurso de que el país está dominado por el crimen organizado.

Los datos del gobierno mexicano muestran que, desde el 5 de febrero, se han detenido a 746 personas y se han incautado 705 armas de fuego, además de cientos de kilogramos de drogas.

Sin embargo, Washington no ha mostrado ninguna intención de suavizar su postura: la semana pasada, el Departamento de Estado designó a seis cárteles mexicanos como organizaciones terroristas extranjeras, un movimiento que podría abrir la puerta a nuevas presiones sobre el gobierno de Sheinbaum.

Mientras la presidenta insiste en defender su estrategia de cooperación con Estados Unidos, Trump sigue tratando a México con el mismo desdén de siempre.

En lugar de fortalecer la posición del país frente a su poderoso vecino, Sheinbaum parece decidida a seguir una política de sumisión que, hasta ahora, solo ha servido para reforzar la narrativa de Trump y poner a México en una posición cada vez más débil en la arena internacional.