La presidenta Claudia Sheinbaum anunció la colaboración del gobierno federal en las investigaciones, pero la realidad es que el país sigue hundido en una crisis de inseguridad sin respuesta efectiva

.La fiscalía local confirmó que al menos tres de las víctimas eran conductores de camiones de carga reportados como desaparecidos, aunque no se descarta que entre los restos haya más personas cuyo paradero era desconocido.

Los cuerpos fueron localizados en una zona donde operan células del crimen organizado, entre los municipios de Casas Grandes y Madero. La presencia de grupos delictivos disputándose el control del territorio ha convertido a estos lugares en verdaderos cementerios clandestinos.

Desde diciembre de 2006, cuando el gobierno federal lanzó la guerra contra el narcotráfico con participación de las fuerzas armadas, México acumuló casi 480.000 homicidios y alrededor de 110.000 desaparecidos.

Chihuahua, con casi 4.000 personas reportadas como desaparecidas hasta diciembre pasado, es solo una parte de un problema mayor. Estados como Jalisco y Tamaulipas registran más de 13.000 casos cada uno, reflejando el dolor de miles de familias que siguen sin respuestas.

En este país donde la impunidad y el terror se han vuelto parte de la cotidianidad, los hallazgos de fosas clandestinas ya no sorprenden, pero siguen doliendo. La pregunta sigue siendo la misma: ¿Hasta cuándo?