No la va a poder ayudar ni el Chapulín Colorado: Claudia Sheinbaum y el desafío de frenar la violencia endémica

En las colinas del estado de Guerrero, una pequeña aldea quedó desierta cuando sus residentes huyeron de sus hogares mientras drones sobrevolaban el lugar y lanzaban bombas improvisadas. Durante meses, agentes de los cárteles de la droga habían estado utilizando dispositivos comerciales para lanzar explosivos empaquetados en carcasas de metal, incendiando casas, perforando paredes y enviando metralla caliente y penetrante a las personas.
En marzo, durante una visita al estado, se observó cómo las personas habían metido sus pertenencias en camionetas y habían escapado del terror. Aunque los ataques con drones son un nuevo y oscuro avance, son solo un ejemplo de la violencia que ha azotado a México durante casi dos décadas de intensa guerra entre cárteles, dejando a cientos de miles de mexicanos desplazados, asesinados o desaparecidos.
🚨 Las elecciones de 2024 en México son, por mucho, las más violentas desde 2018, con 749 personas afectadas por la violencia política que va desde amenazas hasta secuestros y asesinatos.
— Vania Ávila (@VaniaAvila) June 4, 2024
La violencia incluye 316 incidentes que involucran a candidatos y 231 personas relacionadas… pic.twitter.com/il2eX3Wqzz
Esta violencia es el desafío más formidable que Claudia Sheinbaum, recientemente elegida por un amplio margen como la primera mujer presidenta de México, tendrá que enfrentar cuando asuma el poder en octubre. Sin embargo, Sheinbaum aún no ha trazado una estrategia clara para gobernar un país sumido en sangre, marcado por fosas comunes en campos de vacas y vertederos de basura.
Sheinbaum estará a cargo de una nación con más de 30 mil asesinatos al año, el 90 por ciento de los cuales quedan sin resolver, y deberá enfrentarse a los poderosos cárteles detrás de esas cifras. Estos grupos no solo trafican drogas como el fentanilo, sino que también ejecutan una gama de delitos que van desde el tráfico de personas hasta la extorsión generalizada.
El período previo a las elecciones fue una de las campañas más violentas de la historia reciente de México, con decenas de candidatos asesinados. Sheinbaum, ingeniera ambiental de 61 años y miembro del partido gobernante Morena, ganó la votación gracias a las promesas de continuar con los programas sociales de su mentor, el actual presidente Andrés Manuel López Obrador, conocido como AMLO. Presentó propuestas interesantes sobre energías renovables y cómo afrontar la escasez de agua, pero no se centró en el derramamiento de sangre que aflige al país.
La historia de la violencia y el desafío de Sheinbaum
Los tres predecesores de Sheinbaum fracasaron en el frente de la seguridad. Felipe Calderón asumió el poder en 2006 y encabezó una ofensiva militar contra los cárteles, pero la violencia no hizo más que escalar. Enrique Peña Nieto intentó cambiar la narrativa y hablar sobre el potencial económico de México, pero la violencia también empeoró durante su mandato. AMLO ha sido objeto de burlas por su llamada a lidiar con los cárteles mediante “abrazos, no balazos”, mientras presidía el período más violento en la historia reciente de México.
No obstante, Sheinbaum ha demostrado que puede adoptar un enfoque pragmático ante el crimen. Como alcaldesa de la Ciudad de México de 2018 a 2023, aumentó el número de cámaras de seguridad y desplegó a la policía en áreas de alta criminalidad, logrando reducir los asesinatos a aproximadamente la mitad, según estadísticas oficiales. Aunque la candidata opositora Xóchitl Gálvez ha afirmado que Sheinbaum manipuló esas cifras, la percepción de seguridad en la capital ha mejorado.
Controlar los niveles de criminalidad en una sola ciudad es diferente a enfrentar la crisis nacional en expansión. En estados como Zacatecas y Michoacán, los escuadrones de sicarios recorren las ciudades en convoyes enarbolando sus Kalashnikovs, bloqueando carreteras y utilizando artefactos explosivos improvisados y granadas propulsadas por cohetes. Tumbas ocultas salpican el país, ocultando víctimas de la violencia cartelaria.
Estrategias para el futuro
Para enfrentar esta crisis, Sheinbaum debería priorizar la persecución de los actores más violentos, incluidos ciertos comandantes de cárteles y escuadrones de asesinos en las zonas más homicidas del país. Apuntar sistemáticamente a los actores más letales podría reducir el número de cadáveres y hacer que otros traficantes estén menos dispuestos a desatar asesinatos en masa.
Sheinbaum también necesita una campaña fuerte para luchar contra la extorsión desenfrenada que está devastando las vidas de muchos mexicanos. Enfocarse en la extorsión puede obtener el apoyo de empresas grandes y pequeñas, ayudando así a la economía.
Finalmente, la presidenta electa debe crear un programa de prevención eficaz dirigido a los jóvenes reclutados por los cárteles. Un programa más constructivo debe centrarse en los jóvenes más problemáticos de las zonas más violentas, aprovechando los recursos de trabajadores sociales talentosos que ya existen en México.
Un camino difícil por delante
Incluso un progreso incremental sería de gran ayuda. Si el gobierno de Sheinbaum puede reducir el nivel de asesinatos aunque sea en un tercio, la gente podrá empezar a sentirse más segura. Sin embargo, dado el historial de violencia en México, las cosas podrían empeorar. Y si los presidentes reformistas de México siguen sin luchar contra el crimen, podría surgir un contendiente más radical, prometiendo seguridad a un costo muy alto, incluida una aniquilación total de los derechos humanos.
Claudia Sheinbaum enfrenta un desafío monumental al asumir el cargo en un país plagado de violencia, pero con un enfoque pragmático y una estrategia clara, hay esperanza de que pueda comenzar a cambiar el rumbo.